Serenidad
Heidegger: La falta de pensamiento
El texto que vamos a comentar es una conferencia que Martin Heidegger pronunció en su pueblo natal, en un acto de conmemoración del compositor Conradin Kreutzer.
Todos nosotros, incluso aquellos que somos 'profesionales' del pensar estamos, con frecuencia, pobres de pensamiento, faltos de pensamiento. La falta de pensamiento es un huésped inquietante que en el mundo de hoy entra y sale de todas partes. Hoy en día se toma noticia de todo por el camino más rápido y económico, y se olvida en el mismo instante y con la misma rapidez.
La creciente falta de pensamiento reside en un proceso que consume la médula misma del hombre contemporáneo: la huida ante el pensar. No la reconocemos, negamos rotundamente dicha huida. Porque cuando estamos faltos de pensamiento no renunciamos a nuestra capacidad de pensar. Puede incluso decirse que el ser humano nunca ha pensado tanto. Hacemos planes, investigamos... Nunca hemos manejado tanta información. Pero cuando planificamos o investigamos contamos siempre con unas circunstancias dadas. Las tenemos en cuenta con la calculada intención de cnseguir unos fines concretos. Así, calculamos, pero no nos paramos a meditar. El pensamiento calculador no es un pensamiento meditativo, no es un pensamiento que busque el sentido que impera en todo cuanto es.
Frente a eso, se dice que la reflexión meditativa pierde pie, que no está en la realidad, que no tiene ningún tipo de utilidad ante los asuntos corrientes. Es cierto que tal reflexión exige un esfuerzo especial, distinto al que realizamos cuando tenemos un enfoque práctico. Pero no está al margen de las cosas. No es tampoco una reflexión tan ‘elevada’ como parece. Está al alcance de todo el mundo. Es suficiente que nos demoremos junto a lo próximo y que meditemos acerca de lo más próximo. Se trata de una reflexión que puede y debe hacerse desde nuestra ‘tierra natal’.
Johann Peter Hebel escribió que «somos plantas que deben salir con las raíces de la tierra para poder florecer en el éter y dar fruto». Debemos elevarnos meditando, desde la tierra natal al éter, entendiendo por éter el aire libre del cielo alto, la abierta región del espíritu. ¿Pero tenemos realmente una tierra natal?
A veces nos sentimos desarraigados, hechizados por los medios de comunicación. Las películas simulan un mundo que no es un mundo de verdad. No es nuestro mundo, aunque los dispositivos tecnológicos hacen que cualquier cosa que nos muestran nos resulte más cercana que nuestra propia casa, que el lugar en el que vivimos. Por eso el arraigo del ser humano está amenazado. Esa pérdida procede del espíritu de los tiempos que nos ha tocado vivir. Olvidamos reflexionar.
Olvidamos, además, preguntarnos por la curiosidad original que movía a la ciencia, y el mundo aparece ahora como un simple objeto para el pensamiento calculador, algo que debemos dominar, no un lugar en el que deseamos vivir. Tenemos una relación fundamentalmente técnica con el mundo. Y el poder de la técnica domina la Tierra entera. Nadie puede prever las transformaciones que se avecinan, pero el desarrollo de la técnica se realizará cada vez con mayor velocidad y no podrá ser detenido de ningún modo.
Es inquietante que el mundo se tecnifique enteramente. Pero más inquietante que no estemos preparados para ello porque no somos capaces de afrontar meditativamente lo que se avecina. Así, ningún gobierno u organización es capaz de hacerse con el dominio de lo que ocurre.
¿Cuál seria el suelo para una forma de arraigo nuevo? El camino de la reflexión. Una meditación que no sea una simple representación de las cosas, pues el pensamiento meditativo requiere que nos comprometamos con ellas. No podemos ir contra el mundo de la técnica, pues dependemos de los objetos técnicos. Pero podemos usarlos sin caer en ningún tipo de servidumbre ante ellos. Eso es lo que llamo ‘serenidad’, que significa el ser capaces de decir simultáneamente si y no a los mismos. Desembarazarnos de ellos para dejar de ver las cosas tan solo desde una perspectiva técnica.
Debemos aproximarnos al sentido del mundo técnico como un misterio. La técnica se oculta. La serenidad con las cosas es, en cierto modo, una forma de apertura al misterio de la técnica. Eso nos hace posible residir en el mundo de un modo muy distinto. Nos da un nuevo suelo y nos abre la perspectiva de un nuevo arraigo. Pero todo eso no se produce así como así, para ello hace falta un pensar meditativo incesante y vigoroso.
Claves para el comentario
Recordad: En un comentario siempre debe haber una parte en la que expongáis o analicéis la idea o ideas principales del texto. Lo más importante que el texto defiende. Pero luego tenéis que valorar esa postura. ¿Se sostiene esa idea? ¿Lo justifica adecuadamente? ¿Cuál es tu punto de vista personal sobre ello?
Cuestiones de partida para el comentario de Heidegger: ¿De qué dos formas de conocimiento nos habla? ¿Qué tipo de crítica hace al conocimiento científico? ¿Qué importancia tienen las raíces? ¿Qué valor puede tener una actividad aparentemente tan intracendente como 'meditar'? ¿Tiene el texto relevancia hoy? ¿Quién fue Heidegger? ¿Por fué fue importante y cuáles son sus aspectos más polémicos?
• ¿Qué es meditar? Meditar lo podemos entender como pensar lentamente, pero a veces es también no pensar, es dejar que nuestro pensamiento se ordene por sí solo en relación con lo que nos pasa... ¿Cómo interpretáis vosotros lo que se nos quiere decir con ese verbo? • ¿Qué se nos oculta de la técnica? Hay muchos aspectos de la misma que no logramos percibir con claridad. ¿Cuáles creéis que son los importantes? • Heidegger nos habla del arraigo... Pero nuestras sociedades hablan cada vez más de capacidad de adaptarnos a situaciones nuevas, a movernos de un lado a otro... ¿Es Heidegger un pensador desfasado en este aspecto? ¿Crees que el arraigo tiene sentido en el mundo actual? ¿Cuáles son los aspectos positivos y negativos del arraigo? • Por qué crees que se dice que ningún gobierno es capacidad de tomar control sobre el rumbo del mundo. ¿Vivimos en una civilización que avanza a ciegas y sin control hacia el futuro?