Glosario
Axiológico. Relacionado con las normas o valores.
Ética: La palabra 'ética' procede del griego êthos que posee dos sentidos fundamentales. Según el primero y más antiguo, êthos significaba residencia, morada, lugar donde se habita. Después, se aplicó a los pueblos y a los hombres en el sentido de su país. Este sentido fundamental de êthos como lugar exterior o país en que se vive pasaría a significar posteriormente en la época aristotélica el lugar que el hombre lleva en sí mismo, de su actitud interior, de su referencia a sí mismo y al mundo. El ethos sería el suelo firme, el fundamento de la práxis, la raíz de la que brotan todos los actos humanos. La acepción más usual del vocablo êthos a partir de Aristóteles y que atañe directamente a la ética es la que significa modo de ser o carácter. Cuando los latinos tradujeron los significados de lo ético a su lengua lo hicieron con la palabra "mos", moral. "Mos", en su sentido más completo, significa, como êthos, modo de ser o carácter o costumbre. Hoy la ética comprende la investigación crítica de los fenómenos morales, o de las normas morales de la conducta. Es la investigación sistemática tanto de los conceptos bueno, malo, deber, justo, injusto, etc., como de los principios según los cuales usamos o deberíamos usar tales conceptos.
Felicidad (eudaimonía): Para muchos es el bien supremo del hombre. Aristóteles ha hace consistir fundamentalmente en la adquisición de la excelencia del carácter, normalmente acompañada por una cantidad moderada de bienes exteriores y afectos humanos. En Kant: conciencia que tiene un ser racional del agrado de la vida.
Fin: lo que es buscado por sí mismo. Los medios son instrumentos que se desean con vistas a alcanzar los fines. El fin propuesto no significa que cualquier medio empleado sea bueno. En Kant: concepto de un objeto en la medida en que encierra a la vez el fundamento de la realidad efectiva de ese objeto. Las personas siempre son fines y nunca medios (Kant).
Hábito (héksis): Modo de ser permanente, adquirido mediante la repetición de actos. Segunda naturaleza, en cuanto a principio de operaciones (aristotelismo y escolástica). Hedonismo: doctrina ética que sostiene que el placer es el bien supremo del hombre y, por tanto, que la consecución del placer determina el valor moral de la acción.
Moral: Conjunto de normas explícitas o implícitas que se respetan dentro de una comunidad. Comportamiento que es esperado en sus integrantes. No implica ningún grado de reflexión ética.
Utilitarismo: Doctrina según la cual el valor supremo es el de la utilidad. Por una parte, el utilitarismo como tendencia práctica es el resultado del instinto de la especie, la consecuencia de unas creencias dirigidas a satisfacer las conveniencias de una sociedad dada o la consecuencia de una simple reflexión intelectual. Por otra parte, como elaboración teórica, el utilitarismo puede ser el resultado de la justificación intelectual de una previa actitud utilitaria, o la consecuencia de una pura teorización sobre los conceptos fundamentales éticos y axiológicos, o las dos cosas a un tiempo. Como ética teleológica, valora las acciones humanas no por lo que son en sí mismas, sino por las consecuencias que producen.
Valor. La idea de valor en Nietzsche tiene tres aspectos: a) El valor es condición de la vida. Es la vida la que hace valoraciones, pone y crea valores. A su vez, los valores son condiciones para la conservación y aumento de la vida. Todo valor que no aumente la vida acaba negándola y aniquilándola (nihilismo). b) Los valores son puntos de vista, perspectivas sobre el mundo. Los valores establecen, así, diferentes concepciones del mundo y de la vida. c) El valor está inscrito en el devenir, sujeto al tiempo. No hay valores eternos e inmutables.
Virtud: La palabra griega areté, que suele traducirse como ‘virtud’, significaba originalmente ‘excelencia’ (de un ser en general o de una capacidad) gracias a la cual actúa de manera perfecta y sobresaliente. A cada agente o facultad corresponde, pues, una virtud específica, una forma de ser que la hace actuar de modo excelente. En el ámbito moral, Platón suele enumerar cinco virtudes fundamentales, la piedad y las cuatro denominadas-tradicionalmente ‘cardinales’: justicia, prudencia, valor y moderación. Las tres últimas corresponden a las partes del alma (razón, ánimo y apetito respectivamente) y también a las tres partes o grupos del estado (gobernantes, guardianes auxiliares y productores, respectivamente). Para Aristóteles las virtudes eran hábitos del carácter que hacían destacar a una persona positivamente sobre las demás. Aristóteles dividió las virtudes o excelencias en dos grupos: las relativas al conocimiento intelectual (denominadas dianoéticas, intelectuales) y las relativas al carácter (virtudes éticas, morales). Aristóteles vincula la virtud moral al equilibrio, al justo medio entre conductas o reacciones extremadas. La define como "un hábito de elegir situado en un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón, al modo como lo determinaría el hombre prudente" (Ética a Nícómaco). En Santo Tomás: hábito operativo que impulsa a pensar (intelectual) o a obrar (moral) rectamente, de acuerdo con una norma. En Kant: cumplimiento de la ley moral por deber, por puro respeto a esa ley, prescindiendo de todo adorno, recompensa o egoísmo.
Alienación. Para Marx es alienación cualquier separación no natural de un ser humano y lo que produce, del resto de personas o de sí mismo.
Anarquismo. Ideología política que cuestiona la legitimidad de cualquier tipo de gobierno.
Autarquía. Para los filósofos cínicos, la autarquía se refería a la idea de autosuficiencia y independencia interior. Los cínicos creían en vivir de acuerdo con la naturaleza y rechazaban las normas y convenciones sociales que consideraban superficiales y corruptas. Buscaban una forma de vida libre de las ataduras y dependencias externas, y valoraban la autarquía como un estado de plenitud y libertad. Para los cínicos, la autarquía no se basaba en la acumulación de riquezas materiales, sino en la virtud y en el cultivo del autodominio. Consideraban que la verdadera riqueza radicaba en la sabiduría y en vivir de acuerdo con los principios éticos. Rechazaban los placeres y lujos materiales, y buscaban una vida austera y simple.En términos prácticos, los cínicos practicaban la autarquía a través de un estilo de vida despojado de comodidades y posesiones innecesarias. Vivían en la pobreza voluntaria, renunciando a los bienes materiales y apegándose solo a lo que consideraban esencial para la supervivencia. También se mostraban indiferentes hacia las opiniones y juicios de los demás, cultivando una independencia emocional y una actitud de desapego hacia las normas sociales.
Autoridad. Derecho o el poder que tienen ciertas personas, instituciones y organizaciones a dirigir, mandar, intervenir a base de órdenes y resolver conflictos.
Bien común. Característica definitoria del "buen gobierno" o de la forma correcta de gobierno. No se identifica con la suma de los bienes particulares de los individuos, sino que, siempre y en todo caso, el bien común de la sociedad es superior y a él ha de subordinarse el bien particular de los individuos, y ambos se presentan en una especie de difícil equilibrio que el gobierno justo debe proponerse como finalidad y objetivo.
Estado. Estructura y organización política que ejerce el poder sobre un territorio con fronteras claramente delimitadas y sobre los ciudadanos que lo habitan. Es la estructura de poder centralizado que opera en un lugar.
Mutualismo. Visión anarquista de la sociedad que considera que en ella debe primar estructuras no jerárquicas y desdentralizadas, dándose más importancia a las relaciones o acuerdos recíprocos entre individuos. Esta visión fue defendida por Pierre-Joseph Proudhon, que propuso una sociedad formada por grupos cooperativos de individuos que intercambian bienes cuyo valor está definido por el trabajo que ha costado conseguirlos o producirlos. El mutualismo, por tanto, suele contemplar con preocupación procesos que tienen a que la sociedad no pueda organizarse en pequeñas comunidades de productores (talleres, por ejemplo, frente a fábricas). En el siglo XX, los procesos de creciente industrialización y globalización dejaron el ideal del mutualismo anarquista condenado a ser una simple expresión de la nostalgia de nuestras pequeñas comunidades, que ignora los beneficios que supone la organización social a gran escala. Pese a ello hoy en día sigue habiendo quien cree que armonía social solo es conseguible con ese tipo de comunidades. [1]
Populismo. Estrategia política que busca ganar apoyo popular mediante la apelación a las emociones y preocupaciones de la población, especialmente de aquellos sectores que se sienten excluidos o marginados por el sistema político establecido. Los líderes populistas suelen presentarse como defensores del pueblo frente a una élite corrupta o insensible, y prometen soluciones rápidas a los problemas sociales y económicos. El populismo se caracteriza por el uso de un lenguaje directo y sencillo, la simplificación de los problemas complejos, la polarización entre "nosotros" y "ellos", y la promesa de una renovación política que devolverá el poder al pueblo. Los líderes populistas tienden a establecer una relación directa y personal con sus seguidores, evitando las instituciones y los canales tradicionales de representación política. La valoración del populismo es un tema controvertido y puede variar según la perspectiva desde la cual se analice. Algunos argumentan que el populismo es una forma legítima de representación de los intereses populares y una respuesta necesaria a la desigualdad y la exclusión social. Se argumenta que los líderes populistas, al movilizar a las masas y desafiar el status quo, pueden promover cambios significativos en beneficio de los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Sin embargo, otros críticos consideran que el populismo puede ser peligroso y perjudicial para la democracia y la estabilidad política. Se argumenta que los líderes populistas tienden a simplificar los problemas complejos, prometen soluciones utópicas e incluso pueden recurrir a tácticas autoritarias para consolidar su poder. Además, se les acusa de fomentar la polarización y la división en la sociedad, alentando el enfrentamiento entre distintos grupos y debilitando los consensos necesarios para la gobernabilidad democrática.
Utopía. Término de origen griego, compuesto de los elementos "u-" y "topos". El significado de "topos" es claro, lugar, el del elemento "u-" fue objeto de disputa filológica desde el primer momento de su invención. La palabra "utopía" fue acuñada por Tomás Moro en 1516 para designar una isla imaginaria en la que se habría realizado un estado ideal, "la mejor forma de república", a través de la comunidad de bienes, es decir, con la supresión de la propiedad privada, y mediante la plena tolerancia religiosa. La disputa estuvo centrada en el significado que debía atribuirse a la "u" inicial. Unos sostenían que debía su origen al prefijo griego "ou" (no) con lo que se debería entender por utopía un lugar inexistente. Otros entendían que su procedencia era el prefijo "eu" (bueno) con lo que habría que comprender la utopía como el lugar ideal. Mientras que en el primer caso se ponía el acento en el carácter fantástico e irreal de la utopía, consecuencia de una lógica abstracta de fabricación, en el segundo se ponían de relieve sus aspectos racionales y la capacidad de anticipar en el pensamiento unos contenidos concretos destinados a realizarse. Ambos aspectos están recogidos en el significado lo "utópico" como "lo que no está en ningún lugar" y lo que se supone deseable en grado máximo, valor ideal, perfecto, y, por tanto, inalcanzable.
Soberanía. Independencia política. Se habla de soberanía cuando un Estado no queda sometido a las leyes de otro. También es soberana una persona que no está sometida a las órdenes de otra o de otras. Un pueblo es soberano cuando no está sometido al poder del Estado, sino que éste depende del pueblo mismo.
[1] Cf. Anarchism and education, p. 11-12 {‡}.